En medio de los complejos entramados de relaciones humanas, a menudo surgen situaciones que involucran a terceros y secretos dolorosos. Una de estas realidades es la existencia de hijos nacidos de relaciones extramatrimoniales, que se ven atrapados en una trama de negación y ocultamiento. Estos hijos enfrentan un desafío emocional significativo a lo largo de su vida, pues crecen con la constante sensación de que su origen es cuestionable y, a menudo, son ignorados o negados por uno de sus progenitores.
Es esencial reconocer que los hijos de relaciones extramaritales no tienen elección en cómo llegaron al mundo. A menudo, son el resultado de un amorío entre dos personas que se sintieron atraídas y conectadas, sin importar las circunstancias que rodeaban esa unión. Sin embargo, estos hijos pueden crecer en un ambiente tóxico marcado por la negación y el secretismo.
Desde una edad temprana, muchos hijos de relaciones extramaritales pueden desarrollar una profunda sensación de rechazo y abandono, especialmente si su padre principal niega o minimiza su existencia, o si se ven forzados a vivir a la sombra de una familia que no los reconoce como suyos. Este sentimiento de no pertenecer puede ser abrumador y afectar la autoestima y la identidad de los hijos, quienes se preguntan constantemente por qué su padre no puede aceptarlos completamente.
El impacto emocional que experimentan los hijos de relaciones extramatrimoniales durante su infancia puede tener efectos duraderos en su vida adulta y en sus relaciones de pareja. La negación de su origen y la sensación de no pertenecer pueden dejar una profunda cicatriz emocional, que afecta su forma de percibirse a sí mismos y de relacionarse con los demás.
En su vida adulta, los hijos de relaciones extramatrimoniales pueden luchar con problemas de autoestima y autoconcepto debido a las heridas emocionales sufridas en su infancia. Crecer sintiéndose rechazados o negados por uno de sus progenitores puede llevarlos a cuestionar su valor personal y a sentirse menos merecedores de amor y afecto. Esto puede traducirse en una baja confianza en sí mismos y dificultades para establecer límites saludables en sus relaciones.
Además, la experiencia de crecer en un entorno donde su identidad está envuelta en secretismo y negación puede generar un profundo temor al abandono en la vida adulta. Estos individuos pueden tener dificultades para confiar plenamente en sus parejas, temiendo que, en cualquier momento, puedan ser abandonados o rechazados, al igual que sintieron que su padre o madre les dio la espalda en su infancia.
Como resultado, los hijos de relaciones extramatrimoniales pueden verse envueltos en relaciones de pareja disfuncionales que reflejan las dinámicas de negación y secretismo que experimentaron en su crianza. Pueden sentirse atraídos por parejas que están emocionalmente indisponibles o que los invalidan, perpetuando el patrón de sentirse no reconocidos y rechazados.
La incapacidad de formar vínculos seguros y confiar en los demás puede ser una consecuencia directa de sentirse rechazados por uno de sus progenitores. Además, el miedo al abandono y la inseguridad pueden manifestarse en sus relaciones, ya que pueden luchar por sentirse dignos de amor y afecto.
Sanar las heridas emocionales causadas por la situación de hijos de relaciones extramaritales puede ser un proceso complejo y desafiante, pero es posible. La primera etapa es reconocer y aceptar la realidad de la situación y permitirse sentir y expresar las emociones asociadas con ella. La negación o represión de estos sentimientos solo perpetuará el dolor emocional.
Buscar apoyo profesional, como terapia psicológica, puede ser de gran ayuda para estas personas. Un terapeuta experimentado puede proporcionar un espacio seguro para explorar las emociones, trabajar en la construcción de la autoestima y fomentar la aceptación de la propia identidad. Además, conectar con otros hijos que hayan pasado por experiencias similares puede brindar un sentido de comunidad y comprensión mutua.
Autor: David Jaramillo